En mayo de 2023 procedemos a bajar para su restauración, dos ángeles y un pesado escudo de grandes dimensiones en el que se encuentra representada la natividad de Jesús flanqueada por sendos escudos de armas de la casa de los Conde-Duque de Olivares.
En esta ocasión volvemos a montar un andamio que permita su elevación y colocación en sus ubicaciones originales.
Tanto el escudo como los ángeles se disponen en el frente del presbiterio, delante del altar y el retablo mayor de la iglesia, lo que impedía su restauración insitu.
Cuando realizamos la bajada, valoramos los medios auxiliares necesarios para su subida, y ahora que hay que devolverlo a su posición, nos valdremos de un Tractel de 500kg para su elevación.
Se concibe una estructura de andamio de 8.50m de altura de plataforma, con una base de 2,50m de ancho por 3.00m de largo, lo que permite la subida por su interior. Procederemos con cautela pues el escudo tiene una anchura de 2.80m y habrá que tener mucho cuidado. La elevación se realiza desde arriba dejando un hueco en la plataforma superior por donde se introduce el escudo. Dos personas acompañaran a dicho escudo durante su ascenso evitando choques accidentales con los elementos del andamio. Una vez superada la plataforma de trabajo se procede a cerrar el hueco de subida.
Serán necesarias cinco personas para su movimiento y colocación en los puntos de anclaje.
La operación se ha realizado satisfactoriamente y las piezas ya descansan en su posición original.
(Por su interés, vuelvo a reeditar la historia de la Colegiata de Santa María de las Nieves de Olivares, publicada anteriormente).
En 1590, Enrique de Guzmán y Ribera, segundo conde de Olivares y embajador de España en la Santa Sede funda una iglesia en Olivares. Su hijo Gaspar de Guzmán y Pimentel, tercer duque de Olivares, logra que dicha iglesia eleve su rango a colegiata mediante una bula del papa Urbano VIII.
En los primeros estatutos redactados por el propio conde duque de Olivares y aprobados por la santa sede, se establece que el altar mayor debía estar presidido por una imagen de Santa María de las Nieves. Pese a la importancia de este retablo y de los artistas que en el intervienen, me llama más la atención del relicario que se dispone en el lateral izquierdo del presbiterio.
El origen de esta gran colección de reliquias se le debe a dicha estancia en Roma del conde Enrique de Guzmán y Ribera y especialmente a su esposa María Pimentel y Fonseca, ya que la relación del conde con la Santa Sede no era muy afortunada y será la devoción de su mujer la que permita crear dicha colección con la autorización de los pontífices Gregorio XIII, Sixto V y Gregorio XIV. Posteriormente la condesa recorrió varios monasterios españoles para ampliar la colección traída de Roma. Con esta recopilación pretendían dar importancia a la colegiata al realizar la segunda colección de reliquias más importante que se encuentra en España con certificados de autenticidad, siendo la primera la que se encuentra en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
Todas estas reliquias se encuentran en el interior de una capilla de planta cuadrada rematada por una bóveda de aristas, que se terminó de construir en 1658. En el interior de esta capilla, hay un armario de estilo renacentista que consta de tres cuerpos con veintiuna hornacinas cada uno, enmarcadas con arcos de medio punto y separadas por relieves en forma de columnas.
Alberga alrededor de dos mil reliquias de distintas partes del mundo, contenidas en casi un centenar de relicarios. Entre ellas destacan: una ampolla con la sangre del Señor, un trozo del pesebre y otro de su cuna, un tapete en el que estuvo envuelto durante más de cuatrocientos años el pesebre del Señor, un paño con sangre de Cristo y que el apóstol San Juan entregó a la Virgen María, un lignum crucis, un trozo del recipiente que sirvió en el lavatorio de los pies de los apóstoles, madera de la cruz del Buen Ladrón, nueve bustos de pontífices, quince bustos de las santas vírgenes, cincuenta y ocho bustos de diversos mártires, treinta y ocho brazos, ocho medios cuerpos, diecinueve relicarios, veinte sepulcros, cuatro cajas con cenizas, trescientas veinte reliquias con nombre, una gran cantidad de reliquias sin nombre y otras más que no se enumeraron.
Como se ha dicho, todas ellas constan de una bula o auténtica que demuestran su autenticidad y su procedencia, además del relato de su transporte y los distintos pagos que se hicieron para que llegase a su destino.
Os recomiendo el acceso a un espacio tan singular que independientemente se crea en la veracidad de dichas reliquias, es impactante de visitar.
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