Se comienzan los trabajos de restauración de las fachadas meridional y occidental que da al Paseo de la Ribera en el Alcázar de los Reyes Cristianos.
Este edificio de carácter militar se sitúa en el margen del rio Guadalquivir junto a la Mezquita y se asienta sobre el antiguo Alcázar Andalusí, que fue residencia real durante el emirato y el califato de Córdoba, si bien en el 936 se comienza a construir Medina Azahara donde se trasladará la corte y administración califal en el 947.
Tras la conquista castellana, Alfonso XI ordena su construcción en 1328, siendo a partir de aquel momento residencia real. Es un palacio sobrio en su exterior y espléndido en su interior, con jardines y patios que muestran una clara inspiración mudéjar.
En esta ocasión intervendremos en la fachada o lienzo de muralla meridional que se dispone entre la ¨Torre de los Leones¨ y la ´Torre de la Inquisición¨. Montaremos andamios en ambas caras de la misma, la exterior presenta desniveles que se salvan con dos tramos de escaleras en el lateral izquierdo y con un foso que nos marca la cota original de la muralla y torre en el derecho. La interior delimita el ¨Patio Morisco¨ y solo será necesario salvar un pequeño desnivel y unos restos arqueológicos en el lateral derecho.
Tendremos en cuenta el paso del patio a los jardines exteriores que se hace a través de una puerta con arco ojival y potente reja de hierro, será necesario intervenir dicho arco tanto por el exterior como por el interior.
Esta puerta es parte del recorrido turístico del alcázar y tendremos en cuenta el no interferir ni molestar a los visitantes del monumento.
Utilizaremos para esta intervención el sistema de marcos Super-65 de nuestro fabricante SCAFOM-RUX, que por sus característica y estabilidad se adecuan al trabajo que se va a llevar a cabo.
A principios del siglo X, en el año 912 es proclamado emir Abd al-Rahman III, más conocido como Abderraman III (7/01/891- 15-10-961)
Mestizo hispano-árabe, pues fue hijo, nieto y biznieto de cristianas navarras, tenía más sangre vascona que omeya, según los cronistas de la época, era de piel muy blanca, ojos azules y cabello pelirrojo que cubría con alheña para oscurecerlo, algo que intentó ocultar toda su vida.
Esta nota anecdótica pero cierta, pretende poner en valor una de las épocas más prósperas e importantes de la historia de España siendo protagonizada por gobernantes de credo musulmán, pero de origen hispano.
Sucedió a su abuelo Abd Alláh o Abdalá I, quien lo prefirió antes que a sus hijos y lo nombró heredero de su trono. Al ascender al trono con diecinueve años, tuvo que luchar y acabar con rebeldes árabes, beréberes y muladíes que se habían hecho con el control de las amplias zonas en las zonas fronterizas y que amenazaba el futuro del emirato cordobés.
En el año 929 se proclama califa desafiando a las autoridades religiosas fatimíes y abasíes. Durante su reinado someterá a los reinos cristianos por norte (a pesar de la derrota sufrida en Simancas) y derrotará a los fatimíes en el Magreb.
Erudito y poeta, en su palacio se reunían los hombres más sabios de la época y se cultivaban todas las ramas del saber, creó en Córdoba la primera Escuela de Medicina de Europa y llegó a convertir a esta ciudad en el epicentro cultural y de poder, donde convivían artistas, hombres de letras, médicos, científicos… No había otro enclave en la Península Ibérica, ni en parte musulmana ni cristiana, que albergase tanta magnificencia en sus dominios.
Acuñó monedas con su nombre y títulos y convirtió el califato en un imponente estado que mantuvo relaciones diplomáticas con el Sacro Imperio Romano y el Imperio Bizantino.
En 1936 mandó construir la ciudad palatina de Medina Azahara al pie de Sierra Morena a 8 km de Córdoba, en recuerdo de su esposa favorita. Su construcción se prolonga cuarenta años, siendo terminada por su hijo Al-Hakam II. En el 947 se traslada el aparato de estado desde Córdoba, incluyendo la casa de la moneda.
En esta ciudad palacio se celebraban fastuosos festejos y celebraciones para impresionar a los embajadores extranjeros.
A Abderramán III, le sucede su hijo Al-Hakam II.
Abderraman III
Al-Hakam II
Al-Hakam II, Alhakén II o Alhaquén II (11/01/915 – 16/10/976)
Al igual que sucediera con su padre, su madre es de origen navarro y su favorita que le daría a su sucesor también. Destacar de su fisonomía su pelo rubio casi pelirrojo con ojos grandes y oscuros, nariz aguileña, voz potente, piernas cortas, brazos largos y mentón saliente.
Fue nombrado sucesor de Abderramán III a los ocho años, recibe una educación exquisita, y participa en las actividades de gobierno e incluso en las campañas militares, acompañando a su padre en varias ocasiones.
Con él comenzará el periodo de mayor esplendor registrado durante el gobierno del califato, fueron tan solo 15 años, entre 961 y 976, pero marcados por la paz en el interior de Al-Ándalus y por la convivencia entre religiones.
Nunca tuvo buena salud. en 974 sufrió un ataque de hemiplejía del que nunca se recuperó. Fue un califa inteligente, ilustrado, sensible y extremadamente piadoso.
Se preocupará por el bienestar de sus súbditos, mantendrá el orden, erradicará la corrupción e integrará a la mujer en la vida pública y laboral.
El califato se basará en la meritocracia y en la igualdad de todos los grupos étnicos y religiosos para acceder a los puestos de gobierno, acaba con los privilegios de la nobleza militar árabe, berberisca, eslava o de cualquier otro origen. Promueve el respeto a los cristianos, a los judíos y a toda la población. Construye una burocracia meritocrática y una clase media comercial y administrativa, todo esto elevará el estado de bienestar y el auge cultural de esta época a un nivel nunca antes alcanzado.
Mantuvo a raya a los reyes cristianos del norte cuyas crisis dinásticas colocaron al califato cordobés en una posición de supremacía, iniciándose un periodo de calma que durará hasta el año 974.
En el norte de África luchó por frenar la expansión del califato fatimí llegando a controlar buena parte del Magreb hasta el océano Atlántico.
Contuvo en varias ocasiones los ataques vikingos que asolaban las costas europeas. En el 966 atacaron Lisboa y serían derrotados en Silves por una flota que enviara desde Sevilla. Tras este ataque Al Hakam II manda a construir una escuadra con base en Almería que combata al enemigo en alta mar. Cinco años más tarde vuelven con la intención de atacar Sevilla remontando el rio Guadalquivir, el califa manda a la flota de Almería que con la que se encontraba en la ciudad cercan y aniquilan totalmente a los vikingos.
Córdoba se convirtió en la ciudad más importante de Europa tanto por su población como en el ámbito político y cultural. Fue la primera urbe de la Península que tuvo pavimentadas sus calles, alumbrado público nocturno y alcantarillado, que se distribuía mediante una red perfectamente organizada, algo extraordinario teniendo en cuenta la época.
Se dedicó a engrandecer la mezquita, realizando la ampliación más bella y con la decoración más rica al obtener de Bizancio bellos mosaicos enviados por el emperador de Constantinopla.
Terminó las obras de construcción de Medina Zahara que años atrás había comenzado su padre, ciudad palatina que serviría para presidir recepciones solemnes y recibir a los embajadores.
Realizó reformas en el Alcázar y mandó construir castillos como defensa contra los reinos cristianos.
Facilitó la llegada de sabios orientales perseguidos por el régimen de los Abasíes, difundió la cultura andalusí por el resto de España y Europa. El auge de la medicina se verá favorecido por la llegada de médicos orientales y se adapta la traducción de Dioscórides a la terminología botánica del Al-Ándalus. Fundó 27 escuelas públicas en las que se impartía una enseñanza gratuita a los niños.
Impulsó la universidad de Córdoba.
Creó una biblioteca con más de 400.000 volúmenes que abarcaba todas las ramas del saber, con talleres de escribas dirigidos por Lubna, secretaria de Al-Hakam II y Fátima, que llegaría a concentrar en un arrabal a más de 170 mujeres copistas, lo que denota la importancia de la mujer en la transmisión de la cultura. Tenía agentes y ojeadores encargados de conseguir libros en oriente por muy caros que estos fueran.
Se preocupó por la difusión de la cultura andalusí que se encargarían de divulgar los monjes mozárabes en sus continuos viajes a la España cristiana y al resto de Europa.
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Procedemos al montaje de andamios, para acometer los trabajos de conservación del mueble del órgano…