Sevilla es la ciudad barroca por excelencia y este estilo impregna sus calles, sus edificios, sus templos, el arte (la pintura y la escultura) e incluso sus fiestas. Se respira por doquier e imprime al sevillano un carácter barroco.
Pero el barroco tiene en Sevilla un nombre propio, Leonardo de Figueroa. Este arquitecto se identificará con la ciudad y con su tradición arquitectónica, tanto en su ornamentación como en el uso de sus materiales y dará respuesta a las demandas de la arquitectura del momento.
Construirá o participará en la construcción de los edificios más representativos que se edifican en esa época, lo que contribuirá de forma decisiva a aumentar su prestigio.
La iglesia de San Luis de los Franceses se considera su obra maestra, construida entre 1699 y 1731, se diseña sobre una novedosa planta con forma de cruz griega, con ábsides semicirculares en los ejes, sobre la que se sitúa una impresionante cúpula ricamente decorada y coronada con una luminosa linterna. Esta cúpula parece soportada por 16 columnas salomónicas, pero en realidad su peso se sustenta sobre cuatro pilares ahuecados que albergan capillas en su interior.
La fachada principal se concibe como un retablo de dos cuerpos en los que se combinan la piedra y el ladrillo y presenta una profusa decoración.
Sobre esta se dispone un tercer cuerpo a modo de ático con el escudo de España coronado por tres arcángeles realizados en terracota.
Flanqueando a dicho ático se disponen dos torres de planta octogonal que parten de la cubierta.
Será sobre estas torres donde centraremos nuestra intervención. Se realizará un trabajo por fases, en la que se restaurará tanto el interior como el exterior de la torre que se dispone en el flanco sur. Posteriormente y una vez terminados los trabajos, los andamios se trasladarán a la torre norte.
Utilizaremos dos sistemas:
Encontramos la máxima dificultad en el arranque en las zonas de cornisas, debido a la estrechez de estas, utilizaremos pies estrechos de los que partirán mediante ménsulas los marcos.
Instalaremos cuatro cuerpos de andamios centrados en cada cara, tres de ellos de 4.00m de ancho y el cuarto situado en el interior de la cubierta de 3.00 + 1.00m; en este se dispondrá la escalera de acceso. Entre dichas torres cruzamos plataformas que cubren el perímetro, permiten el paso y la intervención en sus paramentos. El andamio se irá adaptando a los salientes y entrantes que presenta la torre en todos sus niveles de trabajos, dispuestos cada 2.00m de altura.
Una malla cubre el perímetro evitando la caída al exterior de fragmentos durante la intervención.
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Procedemos al montaje de andamios, para acometer los trabajos de conservación del mueble del órgano…