El Instituto de la Grasa se crea en 1947 para la mejora y desarrollo de los sectores industriales, relacionados con productos oleaginosos, las materias grasas y las aceitunas de mesa. En principio se ubica en una almazara tradicional, en 1953 se traslada a la Avda. Padre García Tejero, nº4 de Sevilla, y en 2017 se ubica en su emplazamiento actual situado en el Campus Universitario Pablo de Olavide, Edificio 46.
En esta ocasión intervenimos en la rehabilitación del edificio que, durante 64 años sirvió de sede a este organismo y que ahora tras las obras de remodelación que se están llevando a cabo, pasa a manos de la Demarcación de Carreteras del Estado de Andalucía Occidental.
El edificio objeto de reforma, fue diseñado por los arquitectos Luis Toro Buiza y Rodrigo Fernández Vallespín, cuenta con una superficie total de 5.143,48 m2, de los cuales 4.494,89 m2 se ubican sobre rasante y 648,59 m2, bajo rasante.
Desde 2017 este edificio ha permanecido sin uso y en un estado de abandono absoluto, los años de construcción y el vandalismo, han provocado su mal estado de conservación tanto en las edificaciones como en sus espacios exteriores.
Se trata de un edificio protegido, del que se tienen que respetar sus fachadas, cubiertas, elementos característicos, composición interior tanto espacial como estructural, el espacio libre de la parcela, que incluye el arbolado existente y su cerramiento exterior que será restaurado.
El edificio presenta en sus fachadas delantera y trasera unos tramos centrales, que se desplaza al interior. Los laterales sobresalen del tramo central creando múltiples quiebros.
Comenzaremos los trabajos con el montaje de andamios en el tramo central de la fachada principal, que está desplazado al interior. A continuación, acometemos el tramo lateral derecho de esta fachada principal, que presenta un quiebro al exterior. La fachada lateral derecha en la que se sitúa la escalera de emergencia y el tramo lateral trasero que igualmente muestra un quiebro simétrico al delantero. De esta forma rodearemos una especie de castillete que se crea en ambos extremos del edificio.
El andamio se utilizará para la restauración de los paramentos de ladrillo visto, y como protección del tejero en los trabajos que se realizaran en la cubierta.
La cornisa superior vuela al exterior 0.80m, por lo que dispondremos en la última altura, de un nivel de ménsulas perimetrales que la salven y creen un pasillo en el perímetro de la cubierta de teja. También tendremos en cuenta los cruces que se producen en los salientes y entrantes del edificio y la vuelta del paramento lateral derecho. Concebimos de esta forma un andamio de paso corrido en su perímetro.
Para terminar, protegemos con mallas el contorno del andamio para evitar la caída de fragmentos al exterior durante los trabajos que se han de llevar a cabo.
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