En la capilla de ¨Nuestra Señora de la Asunción¨, de la Catedral de Cádiz, la imagen titular se enmarca en un retablo pétreo de estilo barroco. Compuesto de sotobanco, banco, primer cuerpo y ático, los distintos elementos que lo conforman están realizados con mármoles de diversos colores que resaltan los volúmenes de sus diferentes tramos. Este retablo seguirá el diseño realizado por Gaspar Cayón, siguiendo el proyecto de Vicente Acero (arquitecto de la catedral). En su construcción intervendrán artistas de la talla de Cayetano de Acosta, Salvador de Alcaraz o Agustín de Medina y Flores.
Esta fue la primera capilla que se abrió al culto, antes de la terminación de las obras de la catedral, celebrándose la primera misa en marzo de 1775.
Los problemas de humedad, han provocado la oxidación de los anclajes. Estos al expandirse, han dislocado los diferentes elementos que conforman el retablo, temiéndose el colapso o caída de fragmentos, especialmente en la zona del ático donde se muestran los mayores daños.
La intervención se centra en el desmontaje de parte del retablo para retirar los restos de los anclajes de hierro, y volver a recomponerlo con nuevas fijaciones de acero inoxidable. Esto significa el movimiento de los diferentes fragmentos que en algunos casos superan los 700kg.
También se intervendrá en la restauración de los paramentos de la capilla hasta su máxima altura.
En este trabajo tendremos que diseñar un andamio que cumpla con los dos cometidos.
Previo al montaje hemos realizado un estudio pormenorizado del espacio y posteriormente un replanteo insitu, esto nos ha permitido crear una estructura adaptada a las necesidades de la restauración que se va a llevar a cabo.
Montaremos un andamio multidireccional con medida métrica que se ajusta perfectamente a las necesidades de este trabajo. En la zona baja es necesario adaptarse a un perímetro sinuoso, salvar los volúmenes de las columnas, librar hornacinas y doseles e incluso el volumen del propio retablo. En la zona alta, libraremos una cornisa de grandes dimensiones y nos ajustaremos a la bóveda y a sus complejos relieves.
Pero a la vez diseñaremos una solución que facilite retirar y bajar las diferentes partes del retablo, que se depositan en la base de la capilla o en las plataformas del propio andamio. Para ello se crea un espacio hueco en el andamio y colocaremos un carro móvil con ruedas acanaladas que se desplaza por vigas triangulares a modo de rail. A su vez colocaremos sobre dicho carro una viga IPN con un anclaje móvil del que se suspenderá un cabestrante. Este sistema permitirá realizar movimientos en todas direcciones.
Nacido en Cabárceno (Cantabria) entre los años 1675-1680, cantero de profesión, se fue formando en los diferentes oficios de la construcción hasta llegar a realizar proyectos como maestro arquitecto y llevar a cabo algunos de los edificios más interesantes de la época.
Tenemos poca información sobre su infancia e incluso su fecha de nacimiento se establece en un periodo comprendido entre cinco años. Como otros cántabros hicieran anteriormente (Diego de Riaño o Juan de Herrera) y siguiendo la tradición de su tierra, se formará en el corte de la piedra para posteriormente emigrar y desarrollar su obra en las ciudades más importantes de la época donde se llevan a cabo los grandes proyectos constructivos.
Se establece en Andalucía donde desarrollará su actividad, en 1707 se localiza por primera vez su nombre entre el grupo de canteros que intervienen en la construcción de la capilla del Sagrario de la catedral de Granada, obra dirigida por el que fuera su maestro, el arquitecto Francisco Hurtado. También se menciona su participación en la capilla del Sagrario de la Cartuja granadina, obras que dirigiera el mismo arquitecto. Su destacada labor le llevará a sustituir a Hurtado en sus ausencias, consiguiendo ser nombrado aparejador de cantería en 1710.
Tras estas obras, realizará un viaje a Italia en el que continuará su formación en conocimiento tanto de los edificios antiguos como de los maestros del momento, como Borromini o Longhena, cuya influencia se detecta en sus proyectos posteriores.
En 1714 es nombrado maestro mayor de la catedral de Guadix donde desarrollará su actividad hasta 1719 en el que se interrumpen los trabajos que continuaría años más tarde. En este año se le localiza en Segovia, en la Cartuja de El Paular, donde expresa su voluntad de tomar los hábitos de la orden a la que pertenecerá durante dos años y posteriormente abandonará para volver a colaborar con el maestro Hurtado en las obras de remodelación del monasterio de la Cartuja de Granada, concretamente en la construcción de la nueva capilla del Sagrario.
Su gran oportunidad llegó poco después al ser elegido su proyecto para la construcción de la nueva catedral de Cádiz en 1721 y ser nombrado maestro mayor de la misma, lo que le llevó a trasladar su residencia a esta ciudad. Dos años después contrae matrimonio con la gaditana Nicolasa Lobatón, de la que no tuvo descendencia. En aquellos años su trabajo debió adquirir gran prestigio: en 1723 presentó un informe para la construcción de la fachada de la catedral de Málaga y en 1724 presentó un proyecto para la culminación de dicha catedral; ese mismo año hizo también un proyecto para la reconstrucción del palacio de los duques de Medinaceli en El Puerto de Santa María. Este proyecto, que tampoco llegó a realizarse.
En 1722 se puso la primera piedra del edifico y se iniciaron las obras de la cripta y subterráneos.
Estos trabajos continuaron hasta 1727, fecha en la que surgieron críticas sobre la solidez del edificio provocando uno de los debates más notorios de la arquitectura de la época. Ese mismo año, se enviaron los planos a Madrid y fueron analizados por Pedro de Ribera, Francisco Ruiz y Francisco José de Silva.
En 1728, el cabildo llamó a Cádiz a los arquitectos Leonardo de Figueroa y Francisco Gómez, a los que se añadieron otros informes de ingenieros militares y maestros de obras. Tanto los dictámenes de los informes como las respuestas del arquitecto fueron publicadas, dando a conocer las dimensiones de la polémica. El arquitecto, ante las presiones de que fue objeto, renunció a su cargo en 1729. Dos años más tarde se reanudó la obra que se culminaría reduciendo la altura de las torres y cúpulas.
A pesar de la contrariedad que debió suponer el abandono de las obras gaditanas, Acero siguió recibiendo numerosos encargos, dedicándose con mayor intensidad a la arquitectura militar y civil gracias al apoyo de algunos ingenieros. En 1728 realizó el proyecto de Puerta del Mar en Cádiz y uno de reedificación de viviendas para el marqués de Tabares. En 1732 trasladó su residencia a Sevilla, donde ocupó el cargo de maestro mayor de la Real Fábrica de Tabacos. En este mismo año retomó sus trabajos de arquitectura religiosa al ser llamado, de nuevo, como maestro mayor de la catedral de Guadix, permitiéndosele la dirección de las obras a través de esporádicas visitas. De esta época son las trazas de la portada de Santiago, que reitera el perfil dinámico del proyecto de la de Cádiz introduciendo la curva en los estribos que definen las calles.
Sus últimas obras se fechan en 1738. Por un lado, se conserva un interesante proyecto para la reedificación de la colegiata de San Sebastián en Antequera, en la que volvió a incidir en la planta adoptada años antes en Cádiz pero con una solución más estructural, y por otro lado, en Granada, realizó algunos informes sobre la catedral y participó en el enchapado del zócalo de la sacristía de la Cartuja. En otoño le debió sorprender la enfermedad que produciría su muerte en enero de 1739.
Entre sus primeras obras se encuentra la fachada de la catedral de Guadix, cuya ejecución tuvo lugar entre 1714 y 1720. La creación de superficies cóncavas y convexas en intersección, revelan las influencias del estilo plateresco, al tiempo que incorpora elementos francoitalianos, demostrando una espectacular arquitectura barroca en esta portada. Queda de manifiesto en esta obra la influencia del maestro Diego de Siloé.
La catedral de Cádiz es un proyecto de gran magnitud inscrito en la tradición de la de Granada, obra maestra de Diego de Siloé. De planta basilical, con un enorme crucero que sirve de transición a la espléndida rotonda que forma la capilla mayor circular rodeada por girola. En ambas construcciones se inspira en los grandes maestros del barroco italiano, consigue una concepción espacial unificada y dinámica de gran efecto escenográfico.
El movimiento también agita la fachada que alterna en sus calles las superficies cóncavas y convexas y se enmarca por dos grandiosas torres octogonales de lienzos redondeados. Todo ello interpretado al modo de su monumental concepto espacial barroco de tendencia clasicista, recreando en sus alzados decididamente curvos y de especial dinamismo, ya experimentados por él en la fachada principal de la Catedral de Guadix.
Debajo del altar mayor se sitúa la cripta de la catedral, concluida en 1926, se organiza en torno a un espacio circular cubierto de una bóveda casi plana en cuyo entorno se abren dependencias. En este espacio el arquitecto vuelve a demostrar su maestría y con un cálculo adecuado consigue que los materiales puedan resistir ésta cubierta y la carga que soporta.
La fuerza creativa del cambio de lenguaje de esta obra ha sido explicada gracias al conocimiento directo de construcciones barrocas italianas y al estudio de los tratados de la época, tanto italianos, franceses y españoles, que Vicente Acero guardaba en su biblioteca.
No obstante, su alta capacidad creativa y técnica se verá reflejada tanto en el exterior del edificio con la cúpula que alcanzaría los 80m de altura y las torres de su fachada que elevarían hasta los 100m y en el interior se reflejará en las trazas de la planta con sus tres naves de cruz latina con los extremos de brazos y cabecera redondeados. La Capilla Mayor levantada sobre una cripta de bóveda muy plana y planteada a modo de una amplia girola, como continuación natural de las naves laterales que la envuelven, siguiendo el planteamiento de la solución dada por Siloé para la Catedral de Granada y experimentados por él en la fachada principal de la Catedral de Guadix.
El proyecto para la reconstrucción del palacio de los duques de Medinaceli en El Puerto de Santa María no llegó a realizarse, era una monumental construcción de tres plantas estructuradas en torno a un patio central, coronadas por dos torres y con una capilla, de planta central, adosada a la construcción civil.
Su arquitectura fue proyectada en 1718 por Vicente Acero y ejecutada posteriormente por Torcuato Cayón. Las puertas se cerraban a las 10 de la noche hasta 1863, y quedaron abiertas definitivamente en 1900. Por la parte de San Juan de Dios no tenían una arquitectura especial, sino el plan general de las naves. Fueron derribadas en 1913.
Unos años después, en 1732, Diego Bordick, ingeniero y director de las obras de la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla le propone como arquitecto de las nueva fábrica que se levanta, desempeñando aquí una función de control de obras, siendo por tanto el encargado de dirigir el tipo y las calidades de los materiales que allí se habrían de usar, tales como la piedra y la madera; y permaneciendo en este cargo hasta la fecha de su fallecimiento, en el año 1738.
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