Para la restauración de un retablo es necesario trabajar en toda su superficie, el uso del andamio como medio de acceso y lugar de trabajo se hace imprescindible para el desarrollo de la intervención. Dificultades como la altura, librar entrantes y salientes de columnas, cornisa, molduras y esculturas, nos obligan a realizar estructuras adaptadas que permitan alcanzar a todos estos elementos.
Estos andamios han de ser diferentes, la dificultad de encontrar puntos de amarres para afianzar la estructura, al ser imposible anclarla al propio retablo nos hacen desarrollar sistemas alternativos que garanticen la estabilidad e impidan el movimiento de la misma.
Se desarrolla un trabajo minucioso, que exige concentración y esmero, no podemos permitir que el restaurador esté pendiente de huecos indeseables, ni de plataformas de trabajos con rendijas que puedan ocasionar un accidente.
Técnicamente todo esto puede suponer la creación de una estructura muy compleja, que permita adaptarse a la fisonomía del propio retablo; del fondo de este emergen columnas, esculturas, cornisas, la existencia de camarines, un sinfín de volúmenes a los que es necesario acceder para realizar la restauración.
Pero no, es mucho más fácil, tras años de experiencia y con múltiples técnicas podemos conseguir estructuras sencillas que permitan alcanzar a todos los elementos librando los salientes y accediendo a los entrantes.
FOTOS DEL ANDAMIO:
PDF de restauración
PDF de trabajos realizados en la Catedral de Sevilla
UN POCO ARTE DE HISTORIA:
La capilla de San Pablo o de la Concepción Grande de la Catedral de Sevilla, está presidida por un retablo barroco diseñado por Dionisio de Rivas y realizado por Martín Moreno entre los años 1656 y 1658, con gran profusión de adornos y bellas columnas salomónicas decoradas con motivos vegetales, se articula en dos cuerpos. Las imágenes son obra de Alonso Martínez.
En el primer cuerpo la imagen central es una Inmaculada Concepción de gran tamaño (que da el sobrenombre de la capilla) y las laterales corresponden a San José y San Pablo.
Inmaculada Concepción. Obra de Alonso Martínez, siglo XVII.
San Pablo y San José. Obra de Alonso Martínez, siglo XVII.
El segundo cuerpo está presidido por el Cristo de San Pablo, talla gótica de grandes dimensiones (más de 4m de altura) de del siglo XVI, atribuida a Jorge Fernández Alemán y que perteneció posiblemente a la decoración del antiguo retablo, siendo recuperado para colocarlo en su situación actual. Esta imagen gozó antiguamente de gran devoción en la ciudad. A su lado se encuentran las tallas de San Gonzalo y San Antonio de Padua.
Es de destacar la calidad de los estofados en las prendas que visten las diferentes tallas del retablo, hoy en día cubiertas por una espesa capa de polvo que imposibilita distinguirlos en amplias zonas.
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