Para la restauración de dos pináculos y un arbotante de la catedral de Sevilla montamos andamios de marcos partiendo sobre la cubierta de recepción. Un sistema liviano y práctico que transmite poca carga y que se adapta a estos elementos estructurales del edificio. Mediante sencillas técnicas de montaje conseguiremos dar un paso limpio entre las torres que conforman la estructura comunicando los niveles de trabajo en todo su perímetro. EL acceso de los materiales al interior de la catedral es un hándicap, pues hay que evitar los horarios de visita y no se pueden interferir con los actos litúrgicos que se desarrollan en su interior. Estamos en un espacio dedicado al culto y es uno de los monumentos más visitados de España. En esta ocasión el acceso del material se llevará a cabo desde un patio interior, el replanteo del montaje se realiza en una primera cubierta, para la subida de materiales utilizaremos una torre contrapesada en la que se fija un elevador de materiales que se adapta al andamio y que está concebido para la subida de estos materiales. Una torre centrada en el contrafuerte nos da acceso a la primera cubierta donde se montan dos laterales, estas tres torres se elevarán por encima de la altura del pináculo que actualmente se encuentra desmontado. El andamio continúa sobre la cubierta para trabajar los laterales y bajos del arbotante hasta el contrafuerte, una vez sobrepasado el segundo pretil envolvemos el segundo pináculo. Una estructura sencilla que permite el montaje del pináculo y la restauración del conjunto. Para la subida de los materiales necesarios para la intervención se dejará montado el elevador que facilitará la ejecución de los trabajos.
PLANOS DEL MONTAJE DEL ANDAMIO DE MARCOS PARA LA RESTAURACIÓN DE PINÁCULOS Y ARBOTANTES EN LA CATEDRAL DE SEVILLA:
FOTOS DEL MONTAJE DEL ANDAMIO DE MARCOS PARA LA RESTAURACIÓN DE PINÁCULOS Y ARBOTANTES EN LA CATEDRAL DE SEVILLA:
Catálogo de intervenciones en la Catedral de Sevilla
PINÁCULOS Y ARBOTANTES, SU FUNCIÓN ESTRUCTURAL EN LAS CATEDRALES GÓTICAS.
La arquitectura gótica tiene su origen en Francia a finales del siglo XII de donde se extiende al Sacro Imperio Romano Germánico, España, Inglaterra e Italia, perdurando hasta finales del siglo XV. Se caracteriza por la ligereza estructural y la luminosidad interior, se aplica fundamentalmente a edificios religiosos y en especial a la construcción de grandes catedrales. Los elementos básicos de la arquitectura gótica son el arco apuntado u ojival y la bóveda de crucería que transmiten los empujes verticalmente consiguiendo una mejor distribución de las cargas, estas serán asumidas por esbeltos pilares con baquetones. Gracias a ellos los edificios adquirirán mayor altura y permitirán la construcción de grandes ventanales y rosetones decorados con vidrieras que bañan de luz multicolor su interior.
A través de los arbotantes se conseguirá transmitir el empuje de una bóveda o cubierta a un contrafuerte o estribo exterior. Es un arco de descarga que se suele presentar en posición inclinada, siendo por tanto un arco rampante al tener los arranques a diferentes alturas. Presenta en su extradós un canal que conduce el agua de lluvia desde las cubiertas a las gárgolas. Los pináculos coronan los estribos, sirven de apoyo a los arbotantes y cumplen varias funciones: estética al dar sensación de mayor altura al edificio y estructural al estabilizar las fuerzas que transmiten dichos arbotantes. Sin los pináculos las fuerzas horizontales descentrarían las cargas desestabilizando el edificio.
Pináculos y arbotantes de la catedral de Sevilla.